MIÉRCOLES DE LA XVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Feria o SAN APOLINAR, obispo y mártir, Memoria libre
Misa de feria (verde) o de la memoria (rojo).
Misal: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 68, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. (véase Apéndice, pág. 385) y el resto del común o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria.
Lec.: vol. IV, págs. 151 y 411.
◊ Ex 16, 1-5. 9-15. Yo haré llover pan del cielo.
◊ Sal 77. R/. El Señor les dio un trigo celeste.
◊ Mt 13, 1-9. Cayó en tierra buena y dio grano.
o bien: cf. vol. V, pág. 113.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria (véase Apéndice, pág. 385).
Carmelitas: San Elías, profeta (S). Carmelitas Descalzos: (F). Burgos: Dedicación de la Iglesia Catedral (F).
Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús: Beatas Rita Dolores Pujalte y Francisca Aldea, vírgenes y mártires (F). Orhiuela-Alicante: (ML). Lugo: San José María Díaz Sanxurso, mártir (MO).
Sigüenza-Guadalajara: Santa Librada, virgen y mártir (ML).
VIRTUDES HUMANAS
Las virtudes humanas componen el fundamento de las sobrenaturales.
En Jesucristo tienen su plenitud todas las virtudes.
Necesidad de las virtudes humanas en el apostolado.
20/07/2011 - Miércoles de la 16ª semana de Tiempo Ordinario
1ª lectura: Yo haré llover pan del cielo
Lectura del libro del Éxodo 16, 1-5. 9-15
Toda la comunidad de Israel partió de Elim y llegó al desierto de Sin, entre Elim y Sinal, el día quince
del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los israelitas protestó contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
-«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de
carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda
esta comunidad. »
El Señor dijo a Moisés:
-«Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba
a ver si guarda mi ley o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido, y será el doble de lo que
recogen a diario.»
Moisés dijo a Aarón:
-«Di a la comunidad de los israelitas: “Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones. “»
Mientras Aarón hablaba a la asamblea, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor
que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés:
-«He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: “Hacia el crepúsculo comeréis carne, por la mañana
os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor, vuestro Dios.”»
Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; por la mañana, había una capa
de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del
desierto un polvo fino, parecido a la escarcha. Al verlo, los israelitas se dijeron:
-«¿Qué es esto?»
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
-«Es el pan que el Señor os da de comer.»
Salmo: Sal 77, 18-19. 23-24. 25-26. 27-28
R. El Señor les dio un trigo celeste.
Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo una comida a su gusto; hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?» R.
Pero dio orden a las altas nubes, abrió las compuertas del cielo: hizo llover sobre ellos maná, les dio un
trigo celeste. R.
Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el levante, y dirigió con su fuerza el viento sur. R.
Hizo llover carne como una polvareda, y volátiles como arena del mar; los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas. R
Evangelio: Cayó en tierra buena y dio grano
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a
una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
-«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y
se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenla tierra, y, corno la tierra no era profunda,
brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga.»
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