LUNES DE LA XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, Feria o SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, obispo y doctor, M. libre
Misa de feria (verde) o de la memoria (blanco).Misal: para la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 68, n. 5) / para la memoria 1.ª orac. prop. y el resto del común o de un domingo del T.O., Pf. común o de la memoria.
Lec.: vol. IV, págs. 1 1 5 y 394.
◊ Gn 18, 16-33. ¿ Es que vas a destruir al inocente con el culpable?
◊ Sal 102. R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
◊ Mt 8, 18-22. Sígueme.
o bien: cf. vol. y, pág. 94.
Liturgia de las Horas: oficio de feria o de la memoria.
Prelatura del Opus Dei: San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero (S-trasladada).
Redentoristas: Santa María Virgen del Perpetuo Socorro (F).
Córdoba y Palencia: San Zoilo, mártir (MO).
Servitas: Beato Tomás de Orvieto, religioso (ML).
Libro de Génesis
Salmo
Evangelio según San Mateo
— Por diez justos, Dios habría perdonado a miles de habitantes de dos ciudades.
— Nuestra participación en los infinitos méritos de Cristo.
— Como luceros en el mundo.
I. La Sagrada Escritura nos muestra a Abrahán, nuestro padre en la fe, como un hombre justo en el que Dios se alegró de una manera muy particular y a quien hizo depositario de las promesas de redención del género humano. La Epístola a los Hebreos habla con emoción de este santo Patriarca y de todos los hombres justos del Antiguo Testamento que murieron sin haber alcanzado las promesas, sino viéndolas y saludándolas desde lejos1, con un gesto lleno de alegría. «Es una comparación –comenta San Juan Crisóstomo– sacada de los navegantes que, cuando ven de lejos las ciudades a donde se dirigen, sin haber entrado aún en el puerto, lanzan saludos emocionados»2.
Aunque no llegaron a ser poseedores en esta vida de la redención prometida, ni participaron de la unión que nosotros podemos tener con el Hijo Unigénito de Dios, Yahvé los trató como amigos íntimos y confió en ellos plenamente; por su fe y su fidelidad se olvidó muchas veces de los errores de otros. Muchos hombres se salvaron porque fueron amigos de estos «amigos de Dios». Cuando Dios dispuso la destrucción de Sodoma y de Gomorra a causa de sus muchos pecados, se lo comunicó a Abrahán3, y este se sintió solidario de aquellas gentes. Entonces se acercó Abrahán y dijo a Dios: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta justos en la ciudad, ¿los destruirás?, ¿no perdonarás al lugar por los cincuenta inocentes que hay en él?, le dice lleno de confianza. Y Dios le responde: Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a todo el lugar por amor de ellos. Pero no se encontraron estos cincuenta justos. Y Abrahán hubo de ir bajando la cifra de los hombres santos: ¿Y si hubiera cinco menos, es decir, cuarenta y cinco? Y el Señor le dice: No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco hombres justos. Pero tampoco los había. Y Abrahán seguía intercediendo ante el Señor: ¿Y si solo hubiese cuarenta?..., ¿treinta?..., ¿veinte?... Finalmente, se vio que no había ni diez hombres justos en aquella ciudad. El Señor había dicho a la última petición de Abrahán: Si hay diez, tampoco la destruiré. ¡Por el amor de diez justos, Dios habría perdonado todo el lugar! ¡Tanto es el valor de las almas santas ante los ojos del Señor! ¡Tanto está dispuesto a realizar por ellas!
Con frecuencia se habla en la Sagrada Escritura de la solidaridad en el mal, en el sentido de que el pecado de unos puede dañar a toda la comunidad4. Pero Abrahán invierte los términos: pide a Dios que, ya que estima tanto la justicia de los santos, estos sean la causa de bendiciones para todos, aunque muchos sean pecadores. Y Dios acepta este planteamiento del Patriarca...
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